TEMA: AUTORIDAD EN LA FAMILIA
LOGRO: ANALIZARA
LOS FACTORES QUE AFECTAN LA CONVIVENCIA EN LA SOCIEDAD DE LAS RELACIONES CON LA
FAMILIA
INDICADOR DE LOGRO:
Ø Aprende
elementos que le permiten moverse en el mundo adulto
Ø Reconoce
el momento de transición hacia la vida adulta y sabe tomar decisiones.
PORQUE NO ENTIENDE QUE YA CRECÍ
"Estoy aburrida de mi mamá, ella cree que todavía soy
una niña, no me deja hacer nada, todo lo quiere saber y como si fuera poco me
hizo terminar con mi novio", cuenta desesperada Blanca, una joven de 21
años que se siente absorbida completamente por su madre. Como ella,
algunos jóvenes, mujeres y hombres mayores de edad sufren por la situación que
viven con sus padres al sentir que no tienen vida propia y que no hay nada que
hacer para remediarlo, pues por más que lo intenten ellos no van a cambiar.
"Yo he intentado hablar con ella por todos los medios, he tratado de hacerle ver que ya soy una mujer y como tal puedo tomar mis propias decisiones, pero ella nada, sigue igual metiéndose en mis cosas", agrega Blanca.
"Yo he intentado hablar con ella por todos los medios, he tratado de hacerle ver que ya soy una mujer y como tal puedo tomar mis propias decisiones, pero ella nada, sigue igual metiéndose en mis cosas", agrega Blanca.
Desde pequeños, los hijos deben sentirse seguros pero, además de esa seguridad que brindan los papás, es importante que ellos mismos se sientan cómodos y capaces de realizar cualquier tarea teniendo como base lo inculcado por los padres. "Los seres humanos necesitan que les regalen autonomía para que empiecen a ganar confianza para que ese sea uno de los principales ingredientes de la vida para que se forme una mujer o un hombre feliz. Que los papás entiendan que lo que más pueden hacer por los hijos es formarlos con unos principios, con unos valores y una autonomía para que este joven o esta muchacha vuele.
En las últimas décadas, intentando encontrar una forma
más adecuada de educar, se ha pasado del “ordeno y mando”
a negociarlo
todo. Caemos en una especie de
diálogo entre “desiguales” que, en una errónea pretensión de
aparente correspondencia, termina por consentir en todo lo que el hijo reclama. Hay un continuo
entre la amenaza autoritaria
(“como vengas un minuto después de las doce te vas a enterar”) y la tolerancia permisiva (“…pero
ven pronto ¿vale?”).
Los padres
intentan evitar el conflicto cediendo. Abdican de su autoridad en un exceso de permisividad que
a veces resulta alarmante. Se consiente demasiado para “no traumatizar”,
para evitar “males mayores”,
para acabar cuanto antes la discusión.
Hoy en día se está poniendo mucho énfasis en el tema de la autoridad a la hora de educar a los hijos. Es sin duda, un tema de especial preocupación.
Muchos padres podrían confundir tantos mensajes sobre la necesaria autoridad con la aplicación de castigos, asociado a frases del tipo. “Se va a llevar su merecido”, “él se lo ha buscado”, “así aprenderá a respetarme”. Tal vez logren con esa actitud una aparente obediencia y sumisión pero, en no pocos casos, la relación con el hijo puede verse teñida de miedo, desconfianza o recelo.
Es necesario precisar que al hablar de
autoridad en la educación
no estamos refiriéndonos a ella como sinónimo de
dominio, superioridad, fuerza, jerarquía o prepotencia. En
realidad estamos haciendo alusión a un verdadero poder de influencia positiva
sobre el hijo.
HACIENDO CAMINO
El concepto de autoridad puede ser entendido de
diferentes formas. Autoridad implica el poder y el
derecho tanto de mandar como de hacerse obedecer. Cuando una persona ejerce el
poder se coloca en una posición de superioridad sobre otra que queda
subordinada a los dictados de aquélla.
Se puede entender también que tener autoridad es tener criterio. En este sentido
hablamos de autoridad para referirnos a
aquella persona que domina un determinado ámbito de competencia
y conocimiento, y a la que se le reconoce
dicho dominio. Cuando decimos de alguien que se le reconoce en la materia, la
estamos reconociendo como una persona versada, capacitada,
experta, preparada, entendida y competente en la misma.
A partir de esta idea, podemos afirmar que la autoridad se adquiere, se gana, y
se tiene que mantener.
La pérdida de
autoridad supone disminución de ese crédito, así como el deterioro del reconocimiento sobre la competencia o capacidad para
dirigir, tomar decisiones y mandar.
El adjetivo
autoritario hace referencia a la imposición del poder de forma absoluta, con objeto de lograr la sumisión, la
obediencia y la subordinación. La imposición autoritaria de
los dictados de quien manda se complementa con el sometimiento y la sumisión
de quien obedece. Es
necesario poner de relieve y
reflexionar sobre
algunos matices que pueden marcar las diferencias entre autoridad y
autoritarismo.
AUTORITARISMO
Lejos de la obediencia ciega, la sumisión y el
sometimiento, la
autoridad va ligada al razonamiento, la posibilidad de opinar, la búsqueda del
respeto y la conformidad.
Tres de los elementos que dan un crédito especial a la autoridad son la competencia, el sentido de la justicia y la
coherencia. Hablar de autoridad,
especialmente en lo que concierne a la educación de los hijos, no es hablar de autoritarismo. Es hablar de
autoridad moral
en el sentido anteriormente expuesto. Es una autoridad que se gana, y va estrechamente ligada a la atribución de competencia a la
persona que la administra, del
reconocimiento de su sentido de
la ecuanimidad, y de la coherencia de su conducta.
Se puede
ganar la autoridad como padres si se logra convertir en un ejemplo y un modelo
de respeto y de valores.
Por
supuesto, hablar de autoridad en este sentido es hablar también de
libertad.
Alcanzar un adecuado nivel de autonomía personal, de seguridad en uno mismo
y de capacidad de independencia, constituye el mejor bien posible para el
joven, una vez ha llegado a la etapa final de su adolescencia. Éstos son los
objetivos fundamentales del proceso educativo.
Educar en la autonomía
personal supone preocuparse de que el
hijo alcance el nivel adecuado de seguridad en su persona, de confianza en sí
mismo y de independencia respecto a los demás en el sentido de no necesitarlos.
Desde el punto de vista del comportamiento y de las
actitudes, ser autónomo y estar seguro de uno mismo tienen una raíz causal
común y un proceso de aprendizaje no solamente semejante, sino además, en la
mayoría de los casos, coincidente, en la medida que se va adquiriendo
seguridad, se hace posible ser autónomo.
SOBREPROTECCIÓN
El joven debe vivir todo tipo de situaciones, sin que
ello suponga correr riesgos gratuitos, y el adulto no
debe en ningún caso
exagerar las repercusiones del éxito o del fracaso. Las actitudes sobreprotectoras que tratan de
impedir el fracaso por todos los medios dificultan el aprendizaje de la superación de este tipo de
situaciones, y no permiten que el joven conozca sus posibilidades reales frente a las circunstancias frustrantes, lo que es indispensable para que se
sienta seguro.
Las actitudes educativas competitivas en exceso, en las
que se valora de modo muy positivo el éxito y muy negativamente el fracaso,
inciden de modo desfavorable en la seguridad del hijo. Se debe buscar un punto
de equilibrio, pues si el éxito acrecienta la seguridad, el fracaso acarrea
todo lo contrario.
La actitud frente a las situaciones de peligro es también
muy importante en la formación de la seguridad. Es necesario no exagerar
estas situaciones y confiar en que él aprenderá a enfrentarse a
ellas y superarlas. Los adultos tienen una clara tendencia a magnificar los
acontecimientos peligrosos y, por este motivo, repiten
insistentemente:”¡cuidado, te puedes caer!”, “¡vigila los coches en la calle!”,
etcétera. Se tiende a asustar al hijo en la creencia de que, a causa del temor,
el hijo va a tener mayor preocupación y, por lo tanto, se arriesgará menos.
Pero lo prohibido resulta mucho más atractivo que lo
permitido, y las situaciones de riesgo acaban por atraernos con mayor
intensidad que si no se le hubiese hecho ningún comentario. Se vive más la atracción
por el riesgo que el miedo al peligro.
Antes de alarmarse es preferible actuar discretamente evitando
que se enfrente a situaciones de grave peligro. Pero se debe permitir el enfrentamiento con las que
presenten un grado de riesgo limitado, lo que le servirá para aprender por sí
mismo las consecuencias de su comportamiento.+
COMPLACENCIA
La
felicidad de un hijo no puede fundarse en la complacencia de todos sus deseos, ya
que, junto con el fraude
educativo que ello supone y las negativas consecuencias para su futuro, representa
también impedir que el hijo establezca una justa
valoración de sus anhelos y realice un esfuerzo proporcional para alcanzarlos.
Nada se goza
tanto como aquello que uno siente que ha alcanzado por sí mismo, y ello es válido desde los primeros
años de vida. Proporcionar a los hijos una aparente
felicidad gratuita supone privarles de
satisfacciones fundamentales que los aproximarían a sensaciones
auténticamente felices.
En último caso, esto puede darse
simplemente tras el establecimiento de unos lazos de convivencia entre padres e
hijos que impliquen un mínimo reglamento, para proporcionar parámetros de
conducta adecuados y conseguir el mutuo respeto y comprensión
TALLER EN CLASE
1. ¿Qué entiende por autoridad, autoritario,
autoritarismo, sobreprotección, complacencia?
2. ¿Cómo podemos saber si se está sobreprotegiendo a un
hijo?
3. Explique una a una las frases resaltadas con
negrilla (con excepción de los títulos)
4. ¿Qué
ocurre cuando no se tiene autoridad en la familia?
5.
Explique la
siguiente afirmación: “La autoridad sólo
tendrá una función educativa correcta si se ejerce de manera persuasiva cuando
los hijos son pequeños, y de manera participativa cuando ya sean mayores”
TALLER EXTRA CLASE
1. Consultar que características tienes los padres
alcahuetes, padres negligentes y padres dictatoriales
2. ¿Qué significa
autoridad de los padres hacia los hijos?
3. ¿Qué entiende por autoridad de los padres sobre los
hijos?
4. Consultar consecuencias de la sobreprotección en los
hijos
EVALUACIÓN
Se hará escrita y de manera individual
BIBLIOGRAFÍA
consejosenfamilia.blogcindario.com
juanmago.com/
juanmago.com/autoridad-paterna
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